martes, 25 de septiembre de 2012

Dos primeros casos de acoso

 PRIMER ARTÍCULO QUE SE PUBLICÓ SOBRE ESTA LACRA


Sentencias firmes contra el Ayuntamiento de Errenteria por dos casos de acoso moral y laboral

(Extracto del artículo del periódico GARA del 25/10/2009)


Varias sentencias firmes han fallado en contra del Consistorio de Errenteria por acoso moral y laboral contra dos trabajadores municipales. Ambas han sido contundentes y han determinado la incapacidad permanente absoluta de los empleados por causas laborales con diagnósticos que evidencian un estado de salud preocupante.
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Una de las denuncias sobre las que ha tenido acceso el diario GARA parte de un ingeniero que desempeñaba la función de técnico del departamento de Urbanismo en el Ayuntamiento de Errenteria. En este caso, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) le reconoció a dicho trabajador la incapacidad permanente absoluta para todo trabajo con un cuadro clínico de......y que evidencia un estado de salud preocupante. Aunque en un primer momento el instituto, sentenció que la incapacidad derivó de accidente no laboral, en el año 2008 determinó que el motivo fue laboral.


Acoso por parte de sus superiores

El segundo caso se refiere a una persona que desempeñaba el cargo de policía municipal en el municipio. Según consta en la sentencia emitida por el Juzgado de lo Social número dos de Donostia con fecha del 26 de octubre y a la que GARA ha tenido acceso, esta persona, tras declarar en un juicio por prevaricación contra sus superiores, fue objeto de acoso constante por parte de éstos, que hicieron todo lo que estaba en sus manos para provocar su salida del cuerpo, ignorandole y haciéndole de menos.

Añade, que «la persecución» por parte de sus jefes durante años fue «la causa directa» de la depresión severa que padece. Por ello, la sentencia determinó que el origen de la incapacidad permanente absoluta que le reconoció la INSS, «fue la conducta de hostigamiento laboral de la que fue víctima».

Asimismo, la sentencia sostiene que su cuadro clínico es consecuencia de la falta de medidas de seguridad adecuadas existiendo una «evidente negligencia por parte del Ayuntamiento» que permitió que fuera objeto de «acoso y represalias».

Una vez firme la sentencia que reconocía el acoso laboral y moral que había sufrido dicha persona, y consciente de la negligencia por parte de los responsables municipales, en el año 2008, al igual que en el caso anterior, formuló una demanda solicitando un recargo de prestaciones, así como una reclamación por responsabilidad patrimonial contra el Consistorio. En este caso, la reclamación patrimonial también fue admitida a trámite aunque fue desestimada por el alcalde. Cuestión, que a ambos reclamantes no les sorprende, pues, entienden, que de otra manera estarían echando piedras sobre su propio tejado. Esta decisión, ha dado pie también en este caso a la posibilidad de realizar dicha reclamación por vía judicial. Vía que está ya en marcha y cuyo resultado se conocerá más tarde o más temprano.

Con la sentencia firme que estima que las lesiones que padece se debían a una falta de medidas de seguridad que el Ayuntamiento debía adoptar y no adoptó, la víctima presentó una demanda de recargo de prestaciones para que se impusiera al Ayuntamiento un recargo sobre las prestaciones de la Seguridad Social que tiene ya reconocidas. En respuesta a dicha solicitud, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma del País Vasco (TSJPV), con fecha de 17 de setiembre de 2009, dictó sentencia al respeto. En la misma, el tribunal considera probado, que desde la declaración en el juicio contra sus superiores, hasta que se le declaró la incapacidad absoluta, el Consistorio, que en ese momento estaba regido por Miguel Buen, actuó de manera ilegal atentando contra la salud de esta persona. Ya que, como recoge la sentencia, conocía la situación de acoso, la consintió y no adoptó medidas para evitarla, y en consecuencia provocó esta grave situación.

Concretamente, el tribunal estimó que «la falta total de evaluación de los riesgos laborales por parte de la entidad local demandada, tuvo una influencia determinante en la producción del daño sufrido». Para dicha estimación, entre otras cuestiones, apunta al «comportamiento antijurídico del Ayuntamiento, al incumplir su deber de evaluar los riesgos laborales de los puestos de trabajo».
Por ello, el tribunal ha impuesto una sanción económica al Ayuntamiento. Sanción, que recae sobre los bolsillos de todos los contribuyentes ya que tendrá que ser abonada desde las arcas municipales. El coste económico que el Consistorio deberá abonar, un gasto importante en su globalidad, representa un incremento en un 40% de la prestación que le otorgaron a esta persona desde la Seguridad Social. A modo de estimación, la cantidad ascendería a los 665.000 euros. Esta estimación correspondería al 40% de la prestación que debe pagar el Consistorio en aplicación a los atrasos, que se aproximaría a los 65.000 euros, y al 40% aplicado sobre la esperanza de vida, calculada sobre la media de los 80 años, y que superaría los 600.000 euros. Asimismo, la gravedad del caso ha llevado a determinar al tribunal, que la sentencia debe ser notificada al Ministerio Fiscal para determinar posibles responsabilidades penales.


No son los únicos casos

Parece ser que las actitudes en el seno del Ayuntamiento de Errenteria que provocaron estas situaciones se encuentran bien arraigadas y no han desaparecido. Ya que, el Consistorio se enfrenta ahora a otros dos posibles nuevos casos. En ambos, los trabajadores denuncian de forma insistente su situación de acoso laboral por parte del Ayuntamiento. Los dos han sido examinados por un especialista, cuyo coste ha sido satisfecho por el Ayuntamiento. En sendos informes los especialistas determinan una situación de salud preocupante desaconsejando la realización del trabajo de forma temporal dado que en la situación en la que se encuentran el desarrollo de su actividad laboral sería perjudicial para su salud.

«Mobbing» o la violencia psicológica en el sistema público


Según varios expertos, en referencia al Estado español, el personal docente de la Administración pública del Estado o de las Comunidades Autónomas es un colectivo especialmente afectado por el mobbing. La abogada Elena Torres señala en un artículo que el mobbing sobre los empleados públicos frecuentemente proviene de sus superiores, «fundamentalmente si lo padece el personal técnico o quienes ostentan puestos relevantes en la estructura administrativa». Añade que la experiencia práctica de los tribunales con el mobbing suele producirse en este ámbito, y sobre todo, «en Administraciones Locales» en las que se dan casos «en los que se tiende a apartar a funcionarias o funcionarios incómodos». En este sentido, recuerda, que los poderes públicos deben velar para evitar situaciones de mobbing en las Administraciones.

(Artículo de AMAIA ZURUTUZA)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Una empresa enferma

AYUNTAMIENTO DE ERRENTERIA: Una administración enferma

Las denuncias por acoso laboral cuestan ya 900.000 € al Consistorio de Errenteria

Quedan pendientes de juicio aún dos de los cuatro casos
Las cuatro denuncias por acoso laboral que acumula el Ayuntamiento de Errenteria en los últimos años están saliendo muy caras a este municipio de Oarsoaldea y amenazan con ahondar en la herida después de que el Consistorio encajase la pasada semana una nueva sentencia condenatoria que le obliga a indemnizar con 284.000 euros a un arquitecto municipal que denunció su situación por hostigamiento en el trabajo entre los años 1995 y 2007.

El suyo no es más que uno de los cuatro casos abiertos por posible mobbing que afectan a funcionarios del Ayuntamiento de Errenteria durante los mandatos de los alcaldes Miguel Buen y Juan Carlos Merino, ambos del PSE-EE, entre 1992 y 2007. Los denunciantes por acoso laboral sufrieron afecciones psíquicas que derivaron en bajas médicas de larga duración e incapacidades permanentes. Aunque todos tienen, en el ámbito de la salud, reconocimiento por enfermedad laboral, el del técnico de Urbanismo (arquitecto) -sus iniciales son J.A.I- es el segundo de los cuatro que ha llegado a juicio, mientras otros dos están pendientes aún.

Con todo, y pese a que quedan casos por resolver, la Justicia ha condenado ya al Ayuntamiento de Errenteria a pagar unos 900.000 euros entre indemnizaciones directas y recargos de prestaciones. Este último concepto responde a un depósito que le exige la Seguridad Social al Consistorio para hacerse cargo de parte de las pensiones por incapacidad que se les han concedido a los dos afectados con sentencia favorable por enfermedad laboral con responsabilidad por parte del Ayuntamiento.

El primer revés judicial importante que sufrió el Ejecutivo de Errenteria llegó hace ya más de tres años y hacía referencia al caso de una exagente de la Policía municipal que declaró en contra de un superior en un juicio. La sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) condenó en julio de 2009 al Ayuntamiento de Errenteria "por responsabilidad empresarial". Le imponía asumir un recargo del 40% en las prestaciones asignadas por la Seguridad Social a esta extrabajadora municipal, lo que suponía depositar 200.000 euros en la Seguridad Social; luego le siguieron otros 200.000 que decretó otro juez a modo de indemnización por los daños causados.

En el citado fallo del TSJPV, el tribunal estimó que había concurrido "responsabilidad empresarial por falta de medidas de seguridad e higiene en el trabajo", lo que dio lugar a un "hostigamiento continuo" que, finalmente, originó la "baja médica" por problemas psíquicos de la exempleada municipal en diciembre de 2004.

La misma sentencia reconocía el "acoso sistemático" al que había sido sometida la agente desde que en 1994 declaró en un juicio contra un superior. Su caso continúa abierto hoy en día en los tribunales con sendos recursos por ambas partes.

Paralelamente, el arquitecto municipal de Urbanismo cuya sentencia se acaba de conocer esta semana, J.A.I., venía siendo acosado en el trabajo -según admite ahora un juez- entre 1995 y 2007. El afectado reclamó 600.000 euros por el daño moral causado y las secuelas que afectaron a su vida personal. El Juzgado de lo Contencioso de Donostia admite que la "fatal gestión y administración fue el determinante de su agotamiento psíquico y lo llevó a la anulación total de su personalidad".

El magistrado, al mismo tiempo, considera probado que desde 1995 el Ayuntamiento conocía la "penosa situación" del trabajador y reconoce la presión inhumana que tuvo que soportar por parte de los responsables políticos de turno, que en ese momento eran del PSE-EE. Y todo, por oponerse, con criterios técnicos, a varios de los planteamientos del Gobierno municipal.

En lo referente a este caso, el Consistorio ya ha adelantado a la Seguridad Social otros 200.000 euros por recargo de prestaciones, lo que eleva la cantidad total desembolsada a unos 900.000 euros si se suman ahora los 284.000 de indemnización.

Comisión de investigación

En cola de espera, hay otros dos afectados. Se trata del responsable de Mantenimiento Urbano del Consistorio. Su caso debería ser el siguiente en pasar por los juzgados. Lleva de baja desde finales de 2009 y se encuentra en situación de incapacidad permanente por "accidente laboral de origen psicosocial" , tal y como han reconocido sentencias judiciales. El TSJPV admitió que la incapacidad temporal y la posterior incapacidad permanente eran de carácter laboral. El cuarto caso afecta al técnico de Protección Civil, que actualmente permanece de baja y con tratamiento psiquiátrico.

Esta situación no es desconocida para el resto de grupos de la Corporación municipal, ya que las cuatro denuncias de mobbing causaron una gran convulsión en el Ayuntamiento entre 2010 y 2011, cuando comenzaron a conocerse las primeras decisiones judiciales.

Alarmados por que un mismo Ayuntamiento acumule cuatro denuncias con indicios de responsabilidad del Gobierno municipal, se procedió a la apertura de una comisión de investigación política, pese a las reticencias iniciales del PSE, partido en el Gobierno.

Finalmente, la comisión formada por los grupos políticos eludió buscar culpables y planteó una serie de medidas para evitar más casos de mobbing.